El Perdón


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El Perdón

 

 

Perdonar es definitivamente uno de los procesos más hermosos y complejos que existen, pero la verdad es que es no es nada fácil determinar hasta que punto algo se puede perdonar.

 

No siempre las cosas que nos hacen son fáciles de perdonar. No es lo mismo que te derramen accidentalmente un vaso de agua encima a que asesinen a tu hijo. Hay cosas muy superficiales que son fáciles de perdonar, mientras que otras cosas más serias y profundas son más difíciles de perdonar.

 

A la hora de perdonar a alguien es difícil determinar cuando algo es tolerable y cuando fue demasiado. En la vida uno se encontrará con personas que están dispuestas a perdonar cualquier cosa y con otras personas que no serán capaces de perdonar el más mínimo error. Esto depende mucho del concepto de justicia de la persona, y la justicia es algo muy abstracto. Ni siquiera en los juicios se puede tomar una decisión completamente justa, ya que el juez es una persona, no un dios, él trata de tomar la decisión más justa, pero es imposible que un veredicto sea completamente justo, ya que cada persona implicada en el caso tendrá una concepción distinta de lo que es justo, y es imposible satisfacerlos a todos. Entonces, considerando que la justicia es un concepto imperfecto, ¿cómo podemos asegurarnos de cuando es justo perdonar y cuando no?

 

 

Otro factor importante a tener en cuenta es si la persona culpable realmente se arrepiente, ya que es mucho más fácil perdonar a alguien humilde que reconoce que se equivocó y se arrepiente de lo que hizo que a alguien que sigue diciendo que no hizo nada malo y se niega a disculparse ante la persona o personas que hirió o perjudicó. Por ejemplo, si una persona tira accidentalmente un objeto tuyo y lo rompe es más fácil perdonarla si ella se disculpa y demuestra estar arrepentida que si simplemente dice que no fue culpa suya, que fue culpa de uno por dejar el objeto en ese lugar donde es tan fácil tirarlo y ni se disculpa. Esto mismo es aplicable también a una situación más seria y profunda, por ejemplo, si un querido amigo nuestro hiere nuestros sentimientos es mucho más fácil perdonarlo si éste demuestra que se dio cuenta de su error y trata de remediar lo que hizo que si nos dice que él no dijo nada malo, que fuimos nosotros los que nos lo tomamos así.

 

También es importante no volver a cometer los mismos errores varias veces. Cada vez que nos equivocamos debemos aprender de estos errores para nunca volver a cometerlos. Pero si no aprendemos de estos y los seguimos cometiendo, no importa cuan arrepentidos estemos y cuanto nos disculpemos, será difícil que nos perdonen, ya que la actitud que demostramos es que realmente no nos importa mucho, ya que si nos importara nos aseguraríamos de no volver a hacerlo.

 

Algo importante a destacar es que no podemos pensar que podemos hacer cualquier cosa que sabemos que esté mal ya que después iremos a la iglesia a confesarnos y Dios perdonará nuestros pecados. Esta creencia es falsa, ya que, independientemente de nuestras creencias religiosas, debemos ser conscientes de que no podemos simplemente decir “perdón” y pensar que esto es suficiente.

 

  

Si no nos arrepentimos de lo que hicimos mal, no nos merecemos el perdón, independientemente de si las otras personas decidan perdonarnos o no. Y disculparnos ante Dios es la misma historia, no podemos pensar que simplemente diciéndole a un cura lo que hicimos mal ya fuimos perdonados y liberados de toda culpa y podemos seguir viviendo como si nada malo hubiera sucedido.

 

Otra faceta importante del perdón es el perdón a nosotros mismos, ya que hay muchas personas que están dispuestas a perdonar a los demás pero no a sí mismas. Personalmente, para mí no hay persona más difícil de perdonar que yo misma. Siempre que cometo errores me siento como una tonta y una mala persona, y cuando otras personas cometen los mismos errores o más pequeños, los perdono fácilmente y me comporto como si eso no hubiera sido nada. Es realmente difícil perdonarse a uno mismo, sobre todo si uno es una persona muy exigente con sigo misma, pero, después de tanto tiempo castigándome a mí misma tan duramente, me he dado cuenta de que el mayor error que podemos cometer es no perdonarnos, ya que esto nos deja atrapados en el pasado y nos impide continuar adelante; y si realmente queremos enmendar ese error no debemos quedarnos atascados en nuestro pasado, debemos mirar siempre hacia adelante.

 

Es importante no ser rencorosos y no cerrarnos a perdonar a los demás, ya que los únicos que saldremos heridos somos nosotros mismos. Siempre debemos tratar de juzgar por nuestra propia cuenta cuando es el momento de perdonar. Se dice que el amor perfecto y completo perdona todo, es un muy lindo pensamiento, algo que sería muy bueno que todos pudiéramos conseguir, pero la verdad es que es muy difícil. Lo que sí podemos hacer es mantener nuestros corazones abiertos y aceptar que todos cometemos fallos, nadie es perfecto, pero todos recorremos juntos este camino que es la vida, haciendo siempre un esfuerzo por ser mejores personas de lo que éramos ayer.

 

 

Patricia Fernández
Patricia Fernández